Devocionales

CINCO DEVOCIONALES SOBRE LA GLORIA DE DIOS. JOHN PIPER.

  1. ¿Por qué Dios nos creó?
  2. Nuestros fallos en vivir de acuerdo con el propósito para el cual Dios nos creó.
  3. Cristo viniendo al mundo para revelar la gloria de Dios, para salvarnos de nuestros fallos en glorificar a Dios.
  4. ¿Cómo es una vida que glorifica a Dios, una vez que haya sido rescatada por Él?
  5. ¿Cuál es la consumación de todas las cosas para la gloria de Dios?
Dios nos creó para Su Gloria. Esto está en Isaías 43:6-7. “Traed mis hijos de lejos, y mis hijas de las extremidades de la tierra, a todos los que… he creado para mi gloria”. Lo que no significa que Él nos creó para aumentar su gloria, sino para revelar y ofrecer Su gloria para nosotros como un regalo para nuestro deleite. Lo que significa, entonces, si vas a 1ª Corintios 10:31, un texto que mis padres siempre compartían conmigo cuando yo era un niño: “Johnny, sea que comas o que bebas o hagas cualquier otra cosa, hazlo todo para la Gloria de Dios”.
Entonces tenemos aquí su propósito: Dios nos creó para su gloria, o sea, para magnifica, revelar y exhibir su grandeza, y entonces Él nos dice: “Vivan de esa manera, vivan de manera que Dios sea engrandecido”. Entonces, tenemos el designio de Dios al crearnos para su gloria, y nuestro deber fluyendo de eso.
Entonces, la pregunta clave que podemos dejar para este primer día tal vez sea: ¿Cómo puedo ir al trabajo hoy?, ¿Cómo puedo cuidar mi casa hoy?, ¿Cómo puedo educar mis hijos hoy para la gloria de Dios?, ¿Cómo puedo comer pizza o tomar jugo de naranja para la gloria de Dios?”. Y la respuesta ciertamente sería que al confiar en Dios manifestamos que Él es confiable y cada aspecto de nuestras vidas estará entregado a Él hoy.
Somos apenas niños y Él es todo-suficiente, y cuando confiamos en Él, y mostramos que Él es grande, y Él te creó para disfrutar de esa gloria, y yo intento dejar eso claro en todo lo que digo, que Dios es más glorificado en ti cuando estás más satisfecho en Él. Entonces, pienso que tu mayor desafío hoy es estar lo más satisfecho posible en Dios. Entonces, este es mi desafío y mi oración por ti: Que Dios te permita ver que fuiste hecho para su gloria; que tu deber más profundo y fundamental es vivir una vida que glorifique a Dios, y que la forma fundamental para hacer eso es luchar por mayor satisfacción en su gloria, de modo que eso domine las otras satisfacciones pecaminosas. 
 
Ayer, hablamos de que Dios nos creó para su gloria, y tenemos, por tanto, el deber de vivir para su gloria.
Hoy avanzamos para la mala noticia, que está en Romanos 3:23: “Porque no hay diferencia, pues todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios”. Entonces, Pablo establece la conexión entre el pecado y la gloria de Dios, y él usa esa palabra “destituidos”, que significa literalmente que todos pecaron y carecen de la gloria de Dios, no tienen la gloria de Dios, y quiero cuestionar en qué sentido todos nosotros, pecadores, no tenemos la gloria de Dios. No pienso que se trata esencialmente del hecho de que no soy tan glorioso cuanto debería, algo como “yo no soy un dios, soy apenas un ser humano común”. Antes está ligado a Romanos 1:23, que dice: “ Diciéndose sabios, se hicieron locos y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes hechas según la semejanza del hombre mortal”, como la que vemos reflejada en el espejo – es así que me lo imagino.
Entonces, pienso que Romanos 3:23 es explicado por Romanos 1:23, y que la explicación fundamental es que a pesar de que nosotros fuimos hechos para amar la gloria de Dios, estar satisfechos con la gloria de Dios, reflejar la gloria de Dios, miramos para esta gloria y dijimos: “Creo que me gusta más mi imagen en el espejo que Dios, entonces voy a dedicar todo mi tiempo a mi perfeccionamiento, viviendo para mí mismo”. Esta es la esencia del pecado. Entonces, comprender la gloria de Dios como el objetivo de la creación, nos revela la seriedad de nuestro pecado. De hecho, si sigues la lectura de Romanos, hasta el capítulo 6: “Pues la paga del pecado es la muerte”, y esta muerte es eterna.
Entonces, te dejaré con la mala noticia de hoy. Yo sé que eso no es agradable, no nos gusta ir al trabajo o cuidar de nuestros negocios durante el día conviviendo con malas noticias, pero creo que usted puede percibir la solución para eso, porque Dios vendrá mañana; Pero, por ahora, vamos a ponderar a respecto de las diversas formas por las cuales hicimos ese cambio. Nosotros contemplamos la gloria de Dios – si vivimos de acuerdo con esta gloria y si amamos esta gloria – y entonces miramos para otras cosas y dijimos: “No, creo que prefiero otras cosas que la gloria de Dios”. Esa es la esencia del pecado, y ese es el motivo por el cual nosotros y el mundo estamos tan mal como estamos.
Hoy, pasamos al acto de Dios de salvarnos de la confusión en la cual nos metimos, por causa de nuestro caso de amor con la gloria de los hombres, en vez de la gloria de Dios.
Y 1ª Timoteo 1:15: “Esta afirmación es fiel y digna de toda aceptación: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar pecadores”, para salvar personas que lanzaron su gloria a la basura. Y establecemos la conexión de esta forma: 2ª Corintios 4:4, “El dios de este siglo”, que es Satanás, “cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no vean la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. ¡Entonces, aquí el evangelio es llamado “el evangelio de la gloria de Cristo”!
Entonces lo que ocurre es que Dios, al enviar a Cristo para morir en nuestro lugar, no apenas nos rescata de nuestra falla de vivir para su gloria; sino que en aquel exacto momento, Él está manifestando el ápice de su gloria. El más glorioso acto que Dios realizó o realizará jamás, es amarnos enviando a su Hijo para vindicar su gloria, para rescatarnos de nuestra falla de vivir para su gloria.
Permítame ofrecerle otro texto que nos expresa la belleza y la gloria de esa salvación: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me libertó de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por estar debilitada por la carne, Dios lo hizo”, y aquí va: “Dios lo hizo, enviando a su propio Hijo, en semejanza de carne de pecado, y así condenó el pecado en la carne”. Ahora, ¿de quién era el pecado que Él condenó? Jesús no tenía pecado. ¡Fue el mío! Dios condenó mi pecado en la carne. ¿En la carne de quién? ¡No en la mía! ¡Mira, yo estoy sentado delante de ti, no estoy en el infierno! ¿Era la carne de quién? Era la carne de Jesús. Ese es uno de los pasajes más claros, Romanos 8:3 sobre el castigo dado por Dios a su propio Hijo, por amor a mí, para que mis pecados recibieran el debido castigo,  su gloria fuese vindicada, y yo andase en alegría perpetua.
Entonces, contempla hoy la libertad que Dios te ofrece, mediante el perdón, mediante la justificación, y mediante la sustitución de su Hijo por ti. Para que todas tus fallas en vivir para la gloria de Dios puedan ser, y son, mediante la fe, perdonadas.
He aquí donde nos quedamos: Dios nos creó para su gloria, y por tanto, nuestro deber y destino es vivir para su gloria. Segundo día: todos nosotros fallamos, sin excepción. Amamos la gloria de los hombres más que la gloria de Dios. Tercer día: Dios hizo algo con respecto a eso. Él no nos descartó simplemente, sino que envió a su Hijo al mundo para llevar nuestras fallas en vivir para su gloria, o sea, nuestro pecado, y para vindicar su propia gloria.
        Y ahora, estamos en el cuarto día: ¿Cómo vives en vista de esa salvación?
        Tú confías en Él, tú confías en Él. Somos justificados por la fe, independientemente de las obras de la ley. Depositamos nuestra fe en Jesús, quitamos nuestros ojos de todas nuestras fallas en vivir para su gloria y decimos: “Jesús, tú eres mi única esperanza” y confiamos en Él. Y entonces, analizamos el ejemplo de Abraham en Romanos 4:20, que dice que él “no dudó ni fue incrédulo… sino que fue fortalecido en su fe, dando gloria a Dios”, y aprendemos que confiar en Jesús es glorificar a Dios. Cuando tú te apegas a alguien como tu única esperanza, muestras que él es fuerte y que tú eres débil, que él es rico y que tú eres pobre. Entonces, queremos que Dios sea exhibido como grandioso y queremos vivir para su gloria, y ahora sabemos que fue confiando en sus promesas que Abraham glorificó a Dios.
Y una cosa más. Cuando tú preguntas: “¿qué significa confiar en él? ¿Qué está en el centro y en la esencia de la confianza?”. Y aquí está una parte crucial: confiar en Dios es verlo como glorioso y estar satisfecho en Él. Entonces, vamos para 2ª Corintios 3:18: “todos nosotros, mirando a cara descubierta, contemplando la gloria del Señor, … somos transformados de gloria en gloria”.
Entonces, es así como tu vida empieza a ser transformada. Eso se llama santificación. Siendo así, confiamos en Jesús, es decir, vemos, nos apegamos y valorizamos su gloria, y poco a poco, nos tornamos parecidos con lo que valorizamos, parecidos con lo que adoramos. Y ver la gloria de Jesús en la cruz salvándote, ver la gloria de Dios en la obra de salvación y a través de la obra de salvación, empieza a transformarte en un tipo de persona que ama la gloria de Dios más que cualquier otra cosa. Y eso, por lo tanto, te llevará a cortar las raíces del pecado, y te mantendrá en un camino de amor y santidad.
Entonces, terminaremos mañana con la consumación de todas las cosas para la gloria de Dios. Pero hoy, medita en la gloria del Señor, apégate a su gloria, valorízala, para que seas progresivamente conformado a su imagen.
Sea bienvenido al último día de nuestra serie de cinco días de devocionales sobre la gloria de Dios.
Vamos, entonces, a resumir lo que hablamos y después finalizar con algo realmente grandioso. 
        Nosotros fuimos creados para la gloria de Dios y debemos vivir para su gloria, o sea, para hacerlo ver tan glorioso como Él realmente es. Segundo día: todos nosotros fallamos en hacer eso. Amamos la gloria de otras cosas, especialmente nuestra propia gloria, más de lo que amamos la gloria de Dios. Eso es llamado de pecado. Estamos en apuros. Tercer día: Dios no nos abandonó a nuestros problemas. Él envió a su Hijo al mundo, el objetivo de eso era vindicar su gloria al salvar personas que pisotearon su gloria. Es sobre eso que trata la cruz. Cuarto día: tú te conectas a eso solamente por la fe en Jesucristo. Y fe, según Romanos 4:20, es lo que glorifica a Dios, porque muestra que Él es digno de confianza, lo que nos trae al quinto día y a la consumación de todas las cosas.
         Dios tendrá éxito en el propósito para el cual Él creó al mundo. Habacuc 2:14: “La tierra se llenará del conocimiento de la gloria del Señor, como las aguas cubren el mar”. Toda injusticia, todo lo que desprecia a Dios, que ignora a Dios, que desdeña la gloria de Dios, será lanzado afuera en oscuridad eterna, y los únicos restantes serán aquellos que engrandecen la gloria de Dios. Pero hay más. Romanos 8 habla sobre la creación en sí. Romanos 8:18 dice: “Pero tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son compatibles con la gloria que en nosotros será revelada. La ardiente expectativa de la creación aguarda la revelación de los hijos de Dios. Pues ella fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad sino por causa del que la sujetó en la esperanza de que la creación será libertada de la esclavitud de corrupción en la que se encuentra”, y aquí viene, “para recibir o heredar la libertad de la gloria de los hijos de Dios”. Toda la creación, todo el universo, todos los planetas, todas las estrellas, recibirán la libertad de la gloria de los hijos-¡somos nosotros! La creación es secundaria. Los seres humanos creados a la imagen de Dios son primarios. Nosotros seremos glorificados y conformados perfectamente a Jesús, y entonces la creación, en clímax, será transformada en un lugar adecuado para nosotros- un nuevo cielo y una nueva tierra glorificados para los hijos, que ahora, son gloriosos. De acuerdo con Jesús en Mateo 13:43, tú brillarás como el sol en el reino del Padre. C.S. Lewis dijo que si no estuviéramos santificados, seríamos tentados a curvarnos y a adorarnos los unos a los otros en el cielo. Pero conoceremos mejor a nuestro Dios en aquellos días.
Entonces,  aquí está mi palabra de cierre: si tú estás intentando vivir para la gloria de Dios, y poquísimas personas están entusiasmadas con aquello para lo que estás viviendo, tú tienes una esperanza de que un día tu vida será vindicada y tú serás tragado en un nuevo cielo y una nueva tierra que te traerán alegría eterna y vindicación eterna. Entonces, no te desanimes de confiar en Jesús y de a cada día ser conformado a su gloriosa vida de amor.

“5 formas en las que la Aflicción nos ayuda”.  

“Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; mas ahora guardo tu Palabra” (Salmos 119:67).

            Este versículo muestra que Dios envía aflicciones para ayudarnos a aprender su palabra. ¿Cómo funciona? ¿Cómo nos ayuda la aflicción a aprender y obedecer la Palabra de Dios? Hay innumerables respuestas, ya que hay innumerables experiencias de esta gran misericordia. Pero aquí hay cinco:

  1. La aflicción suprime el engaño de la vida y nos hace más serios, de forma que nuestra mentalidad esté más en sintonía con la seriedad de la Palabra de Dios. Y marca esto: no hay una sola página simplista en el libro de Dios.
  • La aflicción nos quita los apoyos mundanos y nos fuerza a confiar más en Dios,  lo cual nos pone más en sintonía con el objetivo de la Palabra. El objetivo de la Palabra es que esperemos en Dios y confiemos en Él. “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza”. (Romanos 15:4); “Estas cosas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios”. (Juan 20:31)
  • La aflicción nos hace buscar las Escrituras con mayor desesperación en busca de ayuda, en lugar de tratarlas como algo marginal en nuestra vida. “Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”. (Jeremías 29:13)
  • La aflicción nos hace compañeros en los sufrimientos de Cristo, de forma que tengamos mayor comunión con Él y veamos el mundo más fácilmente a través de sus ojos. El gran anhelo del corazón de Pablo era “conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a Él en su muerte”. (Filipenses 3:10)
  • La aflicción mortifica los deseos carnales, que nos engañan y distraen, y nos ponen en un marco más espiritual que encaja mejor con la Palabra de Dios. “Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado”. (1 Pedro 4:1).

El sufrimiento tiene un gran efecto de matar el pecado. Y cuanto más puros somos, más claramente vemos a Dios. (Mateo 5:8)

Que el Espíritu Santo nos dé gracia para no renegar de la forma de enseñar de Dios a través del dolor.

Nuestras relaciones interpersonales funcionan bien cuando nos convertimos en canales de la misericordia y la gracia de Dios.

Mateo 18.15-22. Cómo se debe perdonar al hermano

«Algunas personas dicen que lo más difícil de cualquier empleo no es la tarea en sí, sino llevarse bien con los compañeros de trabajo. Por eso, en este pasaje el Señor enfatiza la intención de Dios de que ninguno de sus pequeños perezca, la lección que les da a los discípulos es el consejo para manejar los conflictos.

El Señor dice que señalemos en privado las faltas a los hermanos que han pecado. A la mayoría de nosotros no nos gusta la confrontación, ya sea que confrontemos a otros o nos confronten a nosotros. Pero si encontramos la valentía para abordar correctamente este tipo de situación, podremos salvar una relación.

Por supuesto, la confrontación a menudo sale mal, así que Pedro pregunta cuántas veces debe perdonar, ¿hasta siete veces?

Ese pequeño número representa una gran cantidad de dolor para el discípulo. Pero Cristo dice: hasta setenta veces siete. En la cultura de su tiempo, el simbólico “setenta veces siete” no equivalía a 490; equivalía a un número ilimitado. En otras palabras, el perdón es algo que los cristianos debemos practicar siempre.

La salvación es instantánea, pero el discipulado es un viaje que dura toda la vida. Necesitaremos el ánimo, la gracia y la misericordia de Dios, a medida que aprendemos a perdonar de la manera que Cristo nos enseñó».

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Libertad de la ansiedad

¿Confiará a Dios todo lo que agobia su corazón el día de hoy?

En medio de las dificultades de la vida, Dios nos dice que echemos nuestras preocupaciones sobre Él (1 P 5.7). El Padre celestial conoce nuestro corazón y se preocupa por cada aspecto de nuestra vida. Cuando le entregamos nuestros temores y preocupaciones, experimentamos la paz que sobrepasa todo entendimiento y encontramos consuelo en su amor inagotable.

En un mundo caracterizado por el estrés y la ansiedad, Dios ofrece un ancla para nuestra alma inquieta. Muchos de nosotros nos vemos acosados por tormentas y sentimos como si tuviéramos que navegar solos por los desafíos de la vida. Pero la verdad es que tenemos un Padre celestial que está siempre presente y deseoso de ocuparse de nuestras ansiedades.

Como creyentes, no estamos exentos de preocupaciones, pero estamos llamados a enfrentar nuestros temores con una perspectiva diferente. Es decir, se nos invita a desplazar nuestra atención de los problemas a Aquel que tiene el universo en sus manos. El cuidado de Dios por sus hijos no se limita a lo grandioso; se extiende a los detalles más pequeños de la vida cotidiana.

Depositar nuestras preocupaciones en el Señor es un acto de entrega, que requiere reconocer nuestras limitaciones y aceptar su soberanía.

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En la Palabra de Dios, podemos aprender mucho acerca de cómo interceder por nuestros seres queridos.

Colosenses 1:9-12

9. Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, 10. para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; 11. fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; 12. con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;

Hay momentos en los que nos preguntamos si nuestras oraciones están en realidad logrando algo, cuando no importa con cuanta pasión oremos, el Señor parece impasible y nada cambia. Sin embargo, debemos perseverar y confiar en que Él actuará con su perfecta sabiduría y en el momento oportuno. Santiago 5.16 dice: “La oración eficaz del justo puede mucho”. Por tanto, nuestro objetivo debe ser aprender a orar de una manera efectiva.

Colosenses 1.9-12 es un ejemplo de una oración así. El apóstol Pablo está pidiendo que los creyentes en Colosas sean llenos del conocimiento de la voluntad de Dios en toda sabiduría espiritual e inteligencia. Nosotros también debemos aprender lo que la Biblia ha revelado acerca de los deseos de Dios para nuestra vida, de modo que podamos obedecer su voluntad al…

Vivir de una manera que le agrade al Señor.

Dar fruto en cada buena obra.

Crecer en el conocimiento de Dios.

Ser fortalecidos con el poder de Dios para ser firmes en la fe.

Si quiere que sus oraciones sean efectivas y transformen vidas, ore con estos versículos para sí y para sus hermanos en la fe. Luego, sea paciente y espere que la voluntad de Dios se cumpla.

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Si anhela una relación más profunda y satisfactoria con el Señor, busque poner en práctica lo que dice la Palabra.

Santiago 1.22-25

Santiago 1.22 dice: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”. Este versículo nos enseña la importancia de la intencionalidad en nuestra peregrinación de fe. Como cristianos, se nos ofrece una abundancia de información, como sermones, libros, podcasts y conferencias para ayudarnos a crecer en la fe.

Así como podríamos plantar y cuidar una semilla para que dé fruto, nuestra fe requiere intencionalidad. Escuchar la Palabra de Dios es el comienzo, pero tener fe consiste en poner en práctica lo que creemos. Cuando aplicamos conscientemente las verdades de Dios a nuestra vida, nos convertimos en un recipiente de su amor y su gracia para quienes nos rodean. Esto implica preguntarnos cómo podemos encarnar la Palabra de Dios por medio de nuestras acciones. Después de todo, es a través de las demostraciones de amabilidad, perdón y amor que damos testimonio de nuestra fe en Cristo.

Entonces, mientras realiza sus actividades diarias, considere maneras de ejercer su fe. Los pequeños actos de amabilidad, las palabras de ánimo y los momentos de oración pueden tener un impacto profundo. Y cuanto más se conviertan estas cosas en su objetivo, más experimentará la intimidad en su relación con Dios.

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Cuando usted se siente inadecuado para la tarea que tiene por delante, ¿a dónde acude?

1 Reyes 3:5-9

Y se le apareció Jehová a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé. Y Salomón dijo: Tú hiciste gran misericordia a tu siervo David mi padre, porque él anduvo delante de ti en verdad, en justicia, y con rectitud de corazón para contigo; y tú le has reservado esta tu gran misericordia, en que le diste hijo que se sentase en su trono, como sucede en este día. Ahora pues, Jehová Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir. Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud. Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?

Cuando nos encontramos en un entorno nuevo o en una situación desconocida, es natural sentirnos inseguros. Incluso Salomón se sintió perdido e inadecuado al asumir su nuevo papel como rey de Israel. Él dijo: “Soy joven, y no sé cómo entrar ni salir” (1 R 3.7). ¿Se identifica usted con Salomón?

Quizá usted se esté embarcando en una segunda carrera profesional. O tal vez esté saliendo de su zona de confort para servir en un área del ministerio en el que nunca ha participado. Quizás sea un abuelo o una abuela nueva que sienta el peso de la responsabilidad de influenciar positivamente la vida de su nieto. Sea cual sea la circunstancia, cada uno de nosotros tiene una opción cuando no estamos seguros de qué hacer después: podemos apoyarnos en nuestro propio entendimiento y tratar de resolver las cosas por nuestra cuenta, o pedir a Dios que nos guíe.

Cuando Salomón se dio cuenta de su propia insuficiencia, pidió a Dios sabiduría para hacer bien su trabajo. Y su oración fue respondida. Nosotros también tenemos la oportunidad de acudir a Dios en busca de ayuda. La próxima vez que se sienta inseguro de sí mismo o de sus capacidades, recuerde seguir el ejemplo de Salomón. Pídale al Señor que le dé un corazón sabio para hacer con excelencia lo que Él le ha llamado a hacer.

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